Colau aprieta con inspectores a las tiendas de ‘souvenirs’ en crisis por el auge de manteros
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha comenzado una campaña de inspección a las tiendas de ‘souvernirs’ en plena crisis por el aumento de la venta ambulante, dato que incrementa la inseguridad que sufre la Ciudad Condal.
Barcelona sufre un problema de seguridad y es considerada ya la ciudad más peligrosa de España. Pero la venta ambulante no afecta únicamente en este sentido: el comercio se ha visto seriamente resentido por la proliferación de la venta en la calle de objetos sin ningún tipo de regulación.
Precisamente este asunto es uno de los que más se ha criticado del mandato de Colau, pero la alcaldesa está preocupada por otra cuestión: las tiendas en las que los turistas adquieren objetos de recuerdo de su visita a Barcelona, y contra las que el equipo de Gobierno ha lanzado una campaña de inspección.
Estas revisiones constan de visitas informativas a los locales, en las que se da a conocer la normativa y se comunica, en caso de que se detecte, el incumplimiento. En estos casos, se lleva a cabo una segunda inspección para comprobar si se han realizado las adaptaciones correspondientes. En caso contrario, se inician procedimientos disciplinarios.
20% del espacio
Según datos del propio Consistorio, durante los primeros meses del año se han llevado a cabo 183 inspecciones, en las que se han detectado hasta un 40% de incumplimientos de la nueva normativa aprobada por el Ayuntamiento. Las sanciones responden a asuntos como no disponer del producto agrupado y diferenciado dentro del establecimiento, ocupar más del 20% del espacio comercial total con artículos de recuerdo o tener productos visibles desde la vía pública.
¿Y por qué el Ayuntamiento de Colau ha decidido llevar a cabo esta medida? La alcaldesa justifica la persecución en una protección “del comercio tradicional”. La modificación del Plan especial de ordenación de los establecimientos comerciales tiene como objetivo «proteger el comercio de barrio, garantizar el equilibrio de actividades comerciales, favorecer la convivencia vecinal y preservar la identidad de los barrios ante el aumento progresivo del turismo, que distorsiona el auténtico paisaje urbano».
La protección del comercio que reivindica con esta medida choca de pleno con la permisividad que la alcaldesa tiene con el comercio ambulante. Tanto es así que el Ayuntamiento financió al sindicato de manteros con 317.000 euros durante el pasado año.
Colau siempre se ha erigido como una de las defensoras de aquellas personas que se ocupan a la venta ilegal en Barcelona. En octubre del 2015, poco después de su llegada a la alcaldía, la Guardia Urbana -policía municipal de la ciudad- obtuvo unas directrices claras respecto a los manteros: los agentes no pueden actuar contra los vendedores ilegales en los pasillos y andenes por razones de “seguridad para los pasajeros” y su actitud tienen que ser más “disuasoria que persecutoria”.
Datos del meses de febrero apuntaban que los manteros se habían quintuplicado desde la llegada de Ada Colau. Sin embargo, el foco del Gobierno municipal se centra en los comerciantes que poseen tiendas de recuerdos en Barcelona.